Tao Te King
Tao Te King. Libro del curso y de la virtud.
Autor: Lao zi
Prólogo de:François Jullien
Traducido por:Anne-Hélène Suárez Girard
Sello:Siruela
Colección:El Árbol del Paraíso 83
El curso que se puede discurrir no es el curso permanente.
El nombre que se puede nombrar no es el nombre permanente.
Sin nombre es el origen del cielo y de la tierra.
Con nombre es la madre de todos los seres.
Por eso, en la nada permanente se vislumbrará su misterio, en el ser permanente se vislumbrará su límite.
Ambos brotan de lo mismo, aunque tienen distinto nombre.
Juntos significan oscuridad.
Oscuridad y oscuridad, puerta de todos los misterios.
El curso que se puede discurrir no es el curso permanente (dao ke dao fei chang dao): Lao zi juega en esta primera frase con las diversas acepciones de la palabra dao («vía», «curso», «proceso», «caminar», «procedimiento», «decir», «explicar», «conocer», «conjeturar», «instruir», etc.) para dejar claro que no se refiere a ninguna de ellas: utiliza esa palabra aplicada al concepto inefable de lo absoluto, no ya sólo al dao como proceso que constituye el orden y la coherencia del mundo (según el concepto común en el pensamiento tradicional), sino al origen de todo, permanente e inefable. La traducción más corriente de la palabra dao es «vía», y, para conservar el juego de palabras, una posibilidad era: «La vía (dao) viable (en el sentido latino de «transitable», ke dao) no es la vía permanente», si bien la he desechado por el sentido actual y más corriente de «viable» y porque el significado quedaría muy reducido: entre otras cosas, no abarcaría la acepción de «explicar» que, según se considera generalmente, tiene en este capítulo, aunque con dicha acepción no se utiliza en ninguna otra parte del Lao zi.
Sin nombre es el origen del cielo y de la tierra (wu ming tian di zhi shi): Otra interpretación corriente es «“Nada” (o “No ser”) se denomina el principio del cielo y la tierra», todo depende de dónde se coloque la primera pausa: wu ming, tian di zhi shi o wu, ming tian di zhi shi. Lo mismo ocurre con la frase siguiente, que sería «“Ser” se denomina la madre de todos los seres». Lo que no tiene nombre (el curso en su fase incognoscible, indivisa, indistinta e inefable, anterior a cualquier distinción) es lo indeterminado, pero contiene todos los nombres o determinaciones en potencia. Por eso es el origen de las dos primeras determinaciones: el cielo y la tierra, que constituyen el universo. Lo que tiene nombre (el curso en su etapa fenoménica) constituye la última fase de la determinación: la de todos los seres.
Por eso, en la nada permanente se vislumbrará su misterio (gu chang wu yu yi guan qi miao): Una vez más, las diferentes posibilidades de puntuación dan lugar a diversas interpretaciones, como por ejemplo «En la permanente ausencia de deseos se contempla su misterio», que presupone que la pausa va después de yu: gu chang wu yu, yi guan qi miao. En ese caso, yu tiene función de sustantivo y el sentido de «deseo/s». Lo mismo ocurre con la frase siguiente, que sería, según esa misma interpretación: «En la constante presencia de deseo se contempla su límite». La interpretación por la que he optado se refiere a los dos aspectos del curso: indeterminado (wu) y determinado (you); la otra sólo puede referirse al ser humano: vacío de deseo (incluyendo el de conocer el curso), encuentra su misterio; lleno de deseo (de conocerlo), encuentra sólo su aspecto limitado, el de las apariencias. En cualquier caso, no hay gran diferencia entre ambas interpretaciones. En cuanto a wu («no haber», «inexistencia»; aquí, «nada») no ha de interpretarse en su acepción absolutamente negativa, sino en la de latencia, existencia potencial, lo «por haber». En este sentido, es interesante relacionarlo con el carácter miao («sutil», «misterioso», «misterio», «prodigio»), compuesto del elemento semántico «mujer» y el elemento fonético-semántico xiao, que significa «ínfimo», y que sugiere el germen imperceptible de la existencia.
Ambos brotan de lo mismo (ci liang zhe tong chu): «Nada» (wu) y «ser» (you) «salen de lo mismo», de lo que aquí se llama «oscuridad» (xuan, un color negro con matiz rojizo; suele traducirse como «misterio», «misterioso», «abstruso», etc.). Según T. Izutsu, xuan, wu y you son «los tres principales aspectos primarios de lo Absoluto», entre los cuales «sólo el primero es el que lleva propiamente el nombre de “vía”» (o «curso»); si bien los demás representan las diversas fases de su proceso de determinación y, en este sentido, también son el curso (ver Sufismo y taoísmo, vol. II, pág. 119). Ver también capítulo XLVIII