Regreso a casa. Suzanne Powell

Regresar a Casa. Homenaje a Suzanne Powell.

Beatriz

Suzanne Powell ha emprendido el viaje de regreso. En uno de sus últimos libros sobre la vida y la muerte daba los consejos para una buena muerte: entregarse y soltarse en la confianza de que la vida no era más que un traje en el viaje evolutivo del alma y no mirar atrás para no quedarse enredado en este plano y poder seguir ayudando desde otras dimensiones del ser. La imagino atravesando esos mundos con esa amabilidad exquisita, esa dulzura de madre de todos los que se la acercaban, ese fino sentido del humor irlandés, esa belleza de reina de las hadas, ligera y frágil, pero con una inteligencia fuerte capaz de analizar hasta los temas más controvertidos, contaminación ambiental, corrupción del sistema, hasta los últimos que nos ocupan y que vivió como muchos, como una oportunidad para la gran asignatura: la aceptación radical a la Voluntad del Cielo que trasciende esta dualidad que nos ata.

Ella se describía a sí misma como «Una pueblerina irlandesa, buscadora de vida, alegría, del sentir, del compartir y comunicar su dicha por todo el mundo». La dicha de haber renunciado al protocolo del cáncer de la farmafia y demostrarse a sí misma que las otras medicinas, las denostadas por el negocio billonario eran reales. Su pasión por aprender de salud, la llevaron a estudiar todo lo que se relacionase con sanar y con 19 años se lanzó al mundo con una promesa, “si me curo dedicaré mi vida a dar esperanza”. Corrió, cambió a una dieta natural, remedios de la abuela por aquí, ayunos por allá y su cáncer desapareció y cumplió su pacto, viajar por todo el mundo dando conferencias y cursos para hablar de esa esperanza que produce saber que uno puede resetear su programa de la enfermedad a la salud, de la muerte a la vida con Mayúsculas.

El Zen, que ella traducía como “conciencia de tu vida” fue el paraguas conceptual en el que refugió sus acciones para despertar de la mátrix y que daba gratis (cursos, conferencias y sesiones). El banco ético con el que trabajaba se llamaba Divina Providencia y hoy no dudamos que los intereses de tanta gratuidad la recibirán allá adonde vaya para aligerarla el viaje. Muchos de sus cursos los realizó en Ecocentro de forma periódica para todo aquel que quisiese imprimir un toque de presencia y amor en su vida. La primera enseñanza de sus cursos era la humildad  de saber que cuando ayudas, a quien realmente estás ayudando es a ti misma.

Incansable  comunicadora, el Bien siempre tiende a comunicarse, ha viajado de un lugar a otro, mostrando sus propias heridas para enseñar cómo superarlas, desde una alimentación consciente a un conocimiento del cuerpo energético tan desconocido para una sociedad inminentemente materialista. Su pasión era despertar a las personas a su realidad interior poderosa, llena de luz. Llenaba salas cada vez más grande, donde acudían incluso médicos deseosos de recuperarse de ese olvido del que Suzanne siempre hablaba y recuperar el juramento que un día hicieron como médicos y se olvidaron tras los telones de acero de los protocolos.

Escribió más de ocho libros, pues creía en el poder de la palabra y que en lo que dices, piensas o imaginas se convierte en tu realidad.  La palabra no muere cuando es dicha sino cuando nace con una profusión de sentidos en el que la recibe. Y sus palabras están hoy en todos las que la escucharon y aprendieron a mirar sus vidas desde el amor. Era una adalid del único reset que nos salvará: Ser el cambio que queremos ver reflejado ahí fuera. En su última entrevista nos invitaba a coger nuestra responsabilidad y soñar un mundo donde vuelvan los abrazos, las sonrisas, valorar lo que hemos perdido y realizar la única ley: la del Amor, sin condición.

Suzanne que tu viaje sea bendito, cumpliste tu pacto con el Universo y puedes regresar tranquila al Origen. Desde Ecocentro elevamos nuestros corazones para que tu viaje vaya acompañado de nuestra gratitud de reconocer el amor y la luz de tu caminar.

 

Beatriz Calvo.

Directora EcocentroTVAriadna TV, y el blog Ecología del Alma.