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Juan Manzanera y la salida del laberinto

Beatriz

Juan Manzanera es una de esas joyas que da el budismo cuando se practica con sinceridad y perseverancia. Conoce los dos lados que las tradiciones sapienciales nombran como ámbitos posibles para desarrollar el camino de la liberación: la Plaza del Mercado, que simboliza el mundo de los hombres, el teatro de nuestra existencia externa y material y el retiro, en su caso, monástico, durante catorce años de su vida, en el que las condiciones parecen favorecer la autoindagación que lleva a la iluminación. Pero como decía Valmiki “el mundo está en el alma”, así que dentro y fuera muchas veces es una frontera imaginaria.

Como maestro de meditación y psicólogo permite a sus alumnos adentrarse en el difícil camino de la autoindagación. Primero estabilizando las bases psíquicas necesarias para después poder acometer el salto mortal hacia la Verdad -de lo que somos y Es-, que todo camino de meditación y contemplación conlleva.

En el programa del Hilo de Ariadna buscamos “Ariadnas” que nos ayuden a iluminar el camino de entrada hacia el centro de un laberinto que es este mundo, donde se ha de librar un combate mortal entre nuestras dos naturalezas: la de Teseo (símbolo del héroe solar como principio espiritual) y el minotauro (símbolo de la naturaleza animal del hombre que debe ser derrotada), pues impide el vuelo de un corazón diseñado para la libertad. Buscamos personas comprometidas y consecuentes con la verdad que anuncian para tender hilos, que son también caminos de salida hacia el mundo del Espíritu, ya sin las restricciones de los muros estrechos de la conciencia condicionada.

Ariadna 2

Juan Manzanera es uno de esos hilos para mucha gente que se siente profundamente agradecida a su humilde guía y por eso le convocamos hace unas semanas para compartir con él una entrevista profunda, que se salió del marco de mis preguntas, para convertirse en una senda de palabras y presencias por la que se iba abriendo paso la Lucidez, tan difícil de nombrar, de señalar, de apercibir, de aprehender, pero que sus palabras -no aptas para buscadores de una felicismo estéril- le iban permitiendo surgir…

Sobre la mesa, entre el movimiento de sus manos, la lucidez callada va iluminando las paredes de Ecocentro, la taza sobre la mesa. La lucidez lo va envolviendo todo, permitiendo que esta entrevista alrededor de las causas del sufrimiento tomase su propio camino hacia las alturas. Única dimensión, la vertical, que permite realmente salir del laberinto.

Beatriz Calvo Villoria