La dieta de la felicidad
“Los alimentos puros proporcionan salud, equilibrio mental, vitalidad y vigor para vivir una larga vida; son sabrosos, nutritivos y confieren armonía al cuerpo. El hombre puro sólo come alimentos puros y su paladar encuentra deleite en ellos y alegría en su corazón.” (Bhagavad Gita)
Hoy en día muchas personas siguen dietas especiales de alimentación porque quieren perder peso o por problemas de salud, en ambos casos y asociada a la idea de la dieta está la de restringir o eliminar alimentos que se comían anteriormente y con los que la persona disfrutaba. No se tienen en cuenta otros factores más de fondo, como cuestiones emocionales o insatisfacciones profundas, que con seguridad están en el origen de estos trastornos. Entonces se sigue una dieta restrictiva, que se vive como un sacrificio, algo que se ha de realizar con esfuerzo y en espera de un resultado futuro que debe compensar todas las privaciones a las que se queda sometido. La dieta supone abrir una lucha interna y una experiencia de privación que conlleva que el estado emocional con el que se come y se vive, suela ser la insatisfacción y la ansiedad, que en muchos casos era la situación emocional originaria de los trastornos y que por tanto queda agravada. Por ello, no es de extrañar, que tras algunos beneficios temporales, la dieta suela acabar en mayor aumento de peso o en nuevos problemas de salud.
¿Por qué no poner mejor la atención directamente en una dieta para aumentar la felicidad, si finalmente lo que perseguimos al estar más delgados o tener mejor salud es sentirnos más felices? A lo que el cuerpo realmente aspira es a la felicidad y ésta se puede derivar de cualquier actividad consciente, incluida la alimentación. Entonces la finalidad de una alimentación saludable, que no restrictiva, no queda desplazada en el futuro, sino que se realiza cada vez que escogiendo alimentos puros, se pone atención en la fuerza, la vitalidad y el buen humor duradero que están proporcionando en ese justo momento. Después de una comida saludable el cuerpo está ligero y la mente fresca, lo cual favorece la disponibilidad para actividades creativas y realizadoras.
En el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Estados Unidos, se descubrió que la química cerebral es tan variable que una sola comida basta para modificarla. Por ello, no es exagerado pensar que una alimentación que incluya alimentos procedentes de animales que son maltratados y mal alimentados, alimentos contaminados, manipulados, procesados y producidos sin respeto al medio ambiente, no sólo ponga en peligro nuestra salud física, sino que influya de manera negativa en nuestro mundo emocional y genere pensamientos de tan baja energía y carga vital como los alimentos de los que se están nutriendo.
Charaka, uno de los fundadores de la medicina ayurvédica, dijo esto hace miles de años: “El cuerpo está constituido por alimentos. La comida sana es una de las causas del crecimiento en los seres vivos y la comida poco sana del desarrollo de las enfermedades”. Por tanto para conseguir hacer del proceso alimenticio un medio para aumentar la felicidad en tu vida, debes tener una alimentación que te permita estar sano, vital y vivir en armonía con las leyes de la naturaleza, para que así el alimentarte se convierta en una de las formas más importantes de expresión de amor hacia ti mismo. Para ello, debes tomar alimentos frescos, elaborados sin manipulación de sus características originales, que no contengan ni hayan sido tratados con productos químicos nocivos, que no hayan sido fumigados para que se conservaran durante más tiempo o estén combinados con otros alimentos o ingredientes insalubres. Estos alimentos predisponen al cuerpo para el ejercicio físico, ayudan a equilibrar las emociones y estimulan el desarrollo espiritual. Esta es la base de la buena salud y la felicidad duraderas.
Beatriz Calvo