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PRACTICAS DE VIDA: Para ser semillas de la nueva humanidad y vivir con serenidad y consciencia los acontecimientos actuales. Emilio Carrillo

Beatriz

PRÁCTICAS DE VIDA. Para ser semillas de la nueva humanidad y vivir con serenidad y consciencia los acontecimientos actuales.

Por Emilio Carrillo
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/

1. En tu estilo y ritmo de vida a lo largo de cada jornada, ¿persiste el culto a la
velocidad y el ajetreo incesante?; ¿te mantienes en la vorágine de una sociedad
desnortada, que siempre va corriendo, sin tener nunca tiempo suficiente para
nada, aunque no tenga ni idea a dónde va?; ¿llenas tu mente con televisión
basura, informativos que no informan y programas centrados en las vilezas
humanas?: La Consciencia significa una vida sencilla que se aparta de tanta
locura y en la que se introducen pausas y espacios de silencio, respiración
consciente, introspección, encuentro interior, lectura pausada de textos con
cierta profundidad e indagación serena e inteligente en la verdad que hay tras
los hechos que suceden.

2. A lo largo del tiempo y en el día a día, ¿conservas la inercia de vivir entre el
pasado y el futuro, raramente en el momento presente?; ¿te auto-engañas con
la excusa del mañana (“ya lo haré mañana…”, “cuándo en mi vida pase esto o
lo otro”, “cuándo en el mundo suceda esto o aquello…”) porque tienes miedo a
afrontar ahora lo que tu sentir te están indicando claramente? La Consciencia te
llama a dejar de ser una “máquina del tiempo” (con tu mente siempre del
pasado al futuro, y viceversa); a vivir en el aquí-ahora (como enseña la película
El guerrero pacífico: “¿Dónde estás?: aquí. ¿Qué hora es?: ahora. ¿Qué eres?:
este momento”); a abandonar la droga del mañana a la que eras adicto para
no hacer, ni ahora ni nunca, lo que tu corazón te indica; y a hacer tu vida cada
vez más coherente con lo que íntimamente sientes y eres.

3. En tus hábitos de acumulación y en tu visión del dinero: ¿sigues anclado en
el acaparar, poseer, retener, atesorar, y consumir ciegamente, con el dinero
como factor de impulso de tu vida, incluso a costa de las desgracias ajenas?: La
Consciencia supone desintoxicarte del dinero, escapar de su abducción. En esta
sociedad se necesita el dinero para sobrevivir, efectivamente. Pero que no se
convierta en el eje de tu vida; dale solo el justo espacio, que no es mucho, que
merece. Sé austero, no codicies, comparte lo que tienes, no confundas valor y
precio y date cuenta de que necesitas poco y lo poco que necesitas lo necesitas
poco.

4. En tu rutina de consumo, ¿compras artículos que no necesitas; productos y
servicios para resaltar tu estética y tu imagen; modas absurdas para enriquecer
a fabricantes a costa del trabajo esclavo de niños y adultos?: La Consciencia
representa abandonar el consumismo ciego y narcisista; desvincularte de
comprar más y más cosas en oferta; vivir cada momento con la plenitud de ti
mismo, apreciando los objetos y los sujetos tal como son; y dejando de
contaminar el planeta.

5. Con relación a tu salud, ¿permaneces anclado en el sedentarismo y la
agresión a tu cuerpo, esperando, cuando enfermas, un salvador externo, un
médico, un medicamento, una vacuna, un estimulante, enriqueciendo a
farmacéuticas sin escrúpulos que han hecho de la enfermedad, que no de la
salud, su negocio?: La Consciencia es llevar una vida saludable, hacer ejercicio
diariamente, aplicar terapias naturales y homeopáticas y asumir tu propia
responsabilidad para con tu salud y el fortalecimiento de tu sistema
inmunológico.

6. Tu alimentación, ¿continúas ingiriendo carne de animales salvajemente
explotados y asesinados?: La Consciencia implica que dejes de comer carne y
de dañar a otros seres vivos; y te comprometas a nutrirte desde el respeto a
todos los seres sintientes que tienen la misma capacidad que tú de sentir placer
y dolor.

7. Tu mundo emocional: ¿sigues inmerso en turbulencias y perturbaciones que
nublan tu mirada y te impiden ver otra realidad que la ficción provocada por
ellas mismas?: La Consciencia consiste en que calmes tus emociones, las
sosiegas y armonices, comprendiendo que era tu identificación con el pequeño
yo lo que te desequilibraba: su incapacidad para ver que la vida no concluye
con el fallecimiento físico (volveremos a esto más adelante); su absurda manía
de que las cosas sean lo que yo quiero, como yo quiero, cuando yo quiero,
donde yo quiero…; etcétera.

8. Tu ámbito mental, ¿continúa fuera de control, con múltiples alteraciones y
vaivenes, en un sin cesar de pensamientos que ni siquiera son tuyos, cual la
“loca de la casa” descrita por Teresa de Jesús?: La Consciencia es educar a tu
mente y ponerla a tu servicio a través del desarrollo del sentido común, la
atención, la concentración, la contemplación y la meditación.

9. Tu mente abstracta, el nivel del plano mental preparado para indagar en lo
trascendente, ¿lo tienes olvidado, como si no existiera, sin traer a tu vida
cotidiana nada que vaya más allá del sota, caballo y rey de la apariencia y de lo
material?: La Consciencia supone abrir las puertas al discernimiento, a la
verdadera sabiduría, expandiendo la mente abstracta por medio de su uso
frecuente y cotidiano, sustituyendo tus hábitos de distracción y entretenimiento
alienantes por otros de reflexión, práctica y estudio de temas centrados en las
ciencias, las artes, la filosofía y, muy especialmente, la consciencia y la
espiritualidad.

10. Y la sonrisa y la vitalidad, ¿piensas que esto es un “valle de lágrimas” y te
pasas el día con el ceño fruncido, pesaroso, enfadado, huraño, cansado…? La
Consciencia enseña que la risa es algo muy serio y te llena de energía vital y
alegría de vivir, percibiendo que la Vida es el Milagro y que este planeta es un
Paraíso del que el ser humano no ha sido expulsado, sino al que él mismo
renuncia desde su egoísmo e inconsciencia.

11. Tus acciones, ¿son meras reacciones provocadas por los programas
informáticos y sistemas de creencias que han metido en tu cabeza?: La
Consciencia dsignifica desconectar los automatismos que te han implantado (la
sociedad, los medios de comunicación, una educación que no es tal, la
familia…) y asegurarte de que las acciones que acometes son realmente tuyas
(sopesadas, sentidas…), tomándote el tiempo preciso de disquisición y
ponderación antes de actuar.

12. Tus relaciones con los demás, ¿se basan en la competencia, el juicio, la
crítica, el chismorreo, la mentira, el intento de dominio y control y la imposición
de tu manera de ver las cosas?: La Consciencia efectúa un giro completo al
respecto para interactuar desde la cooperación, la solidaridad, el respeto, la
compresión, la tolerancia, la empatía, la veracidad y el servicio. Una nueva
manera de relacionarnos que se forja en el día a día de tu cotidianeidad. Y que
te puede llevar, quizás, a la decisión de vivir en comunidades conscientes (ecoaldeas y experiencias similares autogestionadas y autosuficientes), que
procuran vivir conforme a los principios de la nueva humanidad, siendo, así,
semillas activas de esta. Pero también puede plasmarse en grupos y redes de
personas que, sin convivir en un mismo espacio, incluso viviendo a distancia en
el marco de las grandes ciudades, establecen entre si lazos fraternales de
comunicación, colaboración y acción consciente.

13. Tus dones y talentos, tus capacidades, cualidades, habilidades y facultades
innatas, ¿no te has percatado aún de la importancia de los mismos en tu vida,
lo que hace que no pongas en práctica los que posees (todos los tenemos, cada
uno los suyos, aunque los hayas olvidado)? La Consciencia recupera el valor de
los dones y talentos; te anima a que descubras los que tienes; y te impulsa
para que los ejercites y los compartas (uno de los efectos de esto puede ser la
implementación de proyectos emprendedores conscientes asociados a esos
dones).

14. Ligado a lo anterior, tu labor educadora (verbigracia, en cuanto a los hijos),
¿confundes la educación con una formación que termina siendo mero formateo
e imposición de los aludidos sistemas de creencias y programas informáticos-?
La Consciencia te insta a que recuerdes que la educación, si lo es, consiste en
colaborar con el otro (el niño, el adolescente, el joven…) para que se percate
de sus dones y talentos y los practique, coadyuvando así, por ejemplo, a que tu
hijo no sea lo que tú (tu ego) quieres que sea, sino lo que realmente es.

15. Tu actitud antes las circunstancias cotidianas, ¿estas obsesionado con lo
que te pasa, crees en los problemas, te contrarían las dudas y rechazas las
“noches oscuras” y los sapos que aparecen en tu vida y en la de los demás? La
Consciencia le da la vuela a todo ello como a un calcetín, porque: lo importante
no es el “qué”, lo que pasa o deja de pasar, sino el “cómo” se vive el qué, lo
que depende enteramente de ti; los problemas no existen, pues en verdad son
experiencias-oportunidades que surgen para facilitar tu crecimiento personal;
las dudas son un regalo de la vida y no deberían paralizarte, sino servirte para
buscar, indagar, profundizar…; las “noches oscuras”, como Juan de la Cruz
mostró en su famoso poema, son factores de impulso para que te desarrolles
en consciencia y evoluciones espiritualmente: y esos sapos, si en vez de
rehusarlos, te acercas y los abrazas, verás, cual moraleja de los cuentos
infantiles, que son un regalo, una bendición.

16. Tu círculo de compasión, ¿se limita a tus seres queridos, amigos, familiares,
diversiones, aficiones y devociones, ese mini-escenario en el que te sientes
cómodo y que aplaude tus ocurrencias y gracias?: La Consciencia te aporta el
entendimiento de que la compasión o es universal o es otra cosa. Amplia tu
compasión: A toda la humanidad, sin fronteras de ningún tipo, actuando lo más
integralmente posible, que no caritativamente, ante la pobreza y ante todo tipo
de marginación y exclusión. Y a la Madre Tierra y a todas las formas de vida,
superando el ridículo especismo, derivado de creerte, como humano, superior,
y desplegando una amorosa Reverencia por la Vida en todas sus
manifestaciones.

17. Tu esperanza, ¿se limita a desear que las cosas vuelvan a ser como eran?
La Consciencia clama que, por favor, no: más de lo mismo, no: una humanidad
sufriente, deshumanizada, separada de los demás seres vivos, la Naturaleza y
el planeta… ¿No hemos tenido bastante? Lejos de esto, moviliza tu Esperanza
hacia una nueva humanidad, de la que cada uno nos convertimos activamente
en factor de arranque con nuestra ejemplaridad de vida en cada instante.
18. Ante el sufrimiento, las injusticias, los engaños, los abusos, los ataques a la
dignidad humana, el recorte de libertades, la creciente contaminación
electromagnética, el avance del estado policial-digital y la censura, la
vulneración de la intimidad por parte de gobiernos y corporaciones
multinacionales…, ¿te desentiendes desde el mirar para otro lado (no hay que
exagerar, tampoco tiene tanta importancia, mis intereses son otros…), el
sálvese quién pueda y pensando solo en tu seguridad, tu comodidad, tu hábitat
de confort, que ya tienes bastante con lo tuyo, o, lo que es todavía más grave,
en la fantasía insensata de que la espiritualidad nada tiene ver con eso?: La
Consciencia conlleva tu nítido compromiso en pro de la defensa y garantía de la
dignidad humana en toda sus expresiones, coadyuvando a paliar -por caminos
ajenos a la política y su dinámica y por novedosos senderos que incluyen la
desobediencia civil pacífica- tantos abusos, extralimitaciones, desigualdades,
arbitrariedades y atropellos individuales y colectivos, aunque esto pueda
representar poner en riesgo algo –o mucho- de ti mismo.
19. Sobre la vida y su sentido, ¿sigues buscando el sentido de tu vida? La
Consciencia te limpia la mirada y te permite darte cuenta de que solo
encontrarás el sentido de tu vida cuando halles, en ti y en todo, el sentido de la
Vida y el orden natural que a toda la existencia aporta Aquello que no tiene
origen y es origen de todo lo originado -la Creación, el universo y la existencia-.

20. Y tu visión de la muerte, ¿le tienes miedo y la ves como el fin de la vida y
como algo trágico, casual e injusto? La Consciencia muestra que la muerte no
existe, que es un imposible, un fantasma de la imaginación humana. La vida es
un continuo. De la habitación de la vida en el plano físico pasamos, a través de
ese corredor que es el tránsito, a la habitación de la vida en el plano de luz,
donde recogemos la cosecha de lo que en la anterior encarnación hayamos
sembrado para, posteriormente, sin un tiempo determinado, volver a encarnar.
Nadie viene a este plano físico para quedarse. Y nadie lo abandona sino
exactamente cuándo corresponde, ni antes ni después, en función de las
experiencias que decidió desplegar. Por tanto, se acabó el miedo a la muerte
que provoca el miedo a la vida y la desconfianza hacia esta, viéndola como una
francotiradora que en cualquier momento te da el susto. Y terminó esa obtusa
pretensión de que, para evitar mi sufrimiento, las almas encarnadas en mis
seres queridos no deben irse de este mundo antes que la mía. ¡Cómo es posible
tanto ego.

21. Y por último, que no lo último, ante todo lo que acontece en tu vida, en la
de los demás y en el mundo, ¿vives sumido en sistemas de creencias basados
en la dinámica de la conformidad / disconformidad, estando de acuerdo con
unas cosas y en desacuerdo con otras?; ¿reaccionas automáticamente, la
mayoría de las veces sin darte ni siquiera cuenta, con el acuerdo o el
desacuerdo, mental y emocional? ¿Consideras que esto es normal? La
Consciencia despeja tu visión para que te percates de que actuar así representa
una grave anormalidad, por frecuente que sea. Es una división falaz, porque la
vida es una; y en su seno y fluir, todo, sin excepción, tiene su sentido profundo.
Estás abducido por esa dinámica por tu identificación con el pequeño yo: con el
componente perecedero y efímero de tu existencia en el plano humano; el yo
físico, emocional y mental y la personalidad a él asociada. El pequeño yo tiene
fecha de caducidad y una muy limitada capacidad para entender y comprender
la vida. Y el aferramiento a él es lo que ha instaurado en nosotros el hábito de
dirigir nuestros pensamientos, emociones, palabras y acciones a favor de
aquello con lo que el pequeño yo está de acuerdo; y en contra de aquello con
lo que está en desacuerdo. Pero tú eres mucho más que el pequeño yo. Y,
desde ahí, la Vida es una y no puede ser dividida. El cultivo de la Presencia de
lo que realmente somos y eres en cada instante del día a día es lo que diluirá
de manera natural la idea de estar conforme o disconforme con la vida –
personal y social- y sus avatares y circunstancias. Esto precisa mucha atención
y mantenernos en el aquí-ahora. Y que la llama de la Compasión vibre con
fuerza en nuestros corazones, para que la observación objetiva, sin dualismos,
no nos convierta en seres fríos e indolentes, absortos en nosotros mismos e
indiferentes al sufrimiento que afecta a los que están a nuestro alrededor.

Sevilla (Andalucía), 4 de junio de 2020

Nota: en breve estará disponible el vídeo de la conferencia.